A todas aquellas mujeres que al no quedarse con nosotros hicieron este sue?o posible.
A todos aquellos que con su ignorancia nos siguen haciendo superiores.
A nuestras madres.
Y a nadie más.
Misantropía
Bienvenidos Todos
Mi regalo
Te regalo lo mejor de mis pensamientos, mis ilusiones y te dedico mis desventuras sin ti a mi lado, ángel fugaz que de noche vienes a torturarme con forma de aroma y recuerdo apartado, te regalo las gracias y el sentimiento, las notas más sentidas que emanen de mi pecho vacío vadeando las cuerdas de mi garganta dolorida de extra?arte a gritos.
Te regalo un breve o eterno modo de amar que no te sepa a demasiado compromiso todavía, te doy humildemente la fe y las ganas de verte y tributarte mis maníacas formas de adorarte, en que sólo el tiempo no pueda darte mientras estés alejada y perdida de mí, cuando sepas donde encontrarme.
Te regalo mi voz y estos labios si quieres escucharme, mis escritos y estas manos si deseas leerme, mi imagen y este rostro congestionado si quieres recordarme, y mis sue?os y mi mente si persigues acompa?arme, mi escalera y este puente si quieres llegar a mí, un viaje y un boleto que te traiga hasta mis brazos llenos de lágrimas destrozadas, envenenadas de dolor de mis ganas de acariciarte.
Te regalo mi espera en el silencio y tanto olvido apagado, que no puedas respirar si no es de mi aliento, cuanto quieras recibir en esta suerte de cielo que quiero compartir contigo, donde pueda conocerte más allá de las letras que te permitan verme sin pasar de las palabras en que encierre el sentimiento y sientas lo mismo por mí, acaso de suficiente pero tal vez nunca demasiado como para que me dejes morir.
Este es mi regalo, ?puedes abrir el corazón y extender una mano para tomarlo?
Para Una Amante Que Ahora Quisiera Poder Olvidar.
Anoche estuvo conmigo
Y fue intenso
Es todavía una ni?a loca
Pero sabe cómo y qué hacer
Bien se sabe mover
En la ma?ana me dejó
No desea ser la otra
Me quiere para ella sola
Envidiosa
Sé que regresará
Tarde o temprano
Siempre lo hacen.
Tinta Negra.
A la noche
me senté a escribir
después de reflexionar
y un poco leer.
Tomé el cuaderno
y empecé a divagar
cuando noté
“No me gusta la tinta roja”.
Tal vez la relacioné
con amor, sangre y pasión
así que la cambié
por una de otro color.
Yo quería
transmitir lo que sentía
oscuridad, tristeza, soledad y dolor
desde ese día siempre uso tinta negra.
Desperté sin tí, sin extra?arte.
Desperté sin tí, sin extra?arte pues nunca contestabas.
?Cuanto tiempo ha, que nuestras miradas no se cruzan?
Me faltó el sentimiento que te albergaba y aguardaba a tu espera, finalmente desperté. Todo había sido un sue?o donde... fuí felíz.
Caminé una senda de libros que no pude leer lejos de estarte cantando a voz baja, en el susurro que el tiempo ya no recuerdas y lentamente olvide yo.
Todo había terminado.
Me dediqué a sangrar y buscar así una nueva identidad, una nueva musa; pero tarde cuenta me dí que la lluvia no era lo que me mojaba, era el sudor de tu cuerpo que salía de mí, para liberarme de tu egoísta y tóxica forma de quererme alejar de tí.
La monta?a del alma no me alcanzó para llegar hasta ti, y la máquina de la verdad nunca fue el pórtico que me permitiera la entrada a saberte ciertamente mía.
No puedo hacerle frente a la hija del curandero, tengo miedo que mis demonios salgan y me derrumbe hoy que me siento desganado pero fuerte, hoy que te miro flotando sobre los charcos de gente que no entiende mi dolor.
Truenos y relámpagos, lluvia y frío, todo proviene de mi corazón, ?cuando dejaste de pensarme al dormir? No hago más que sacarte a golpes de mi dolorido y lacerado pecho, moribundo.
No escucho los lamentos de la gente, porque me enamoré de tí, los estigmas en mis manos no mienten. No sé cómo pudo pasarme, siempre estuve por encima de todo esto y mi padre nunca me dijo que yo también era vulnerable...
Me rezabas por las noches, pero te alejaste de mí. Hija del hombre que tocaste el corazón del hijo del hombre, ?porqué me enamore de tí? Te di alas, te hice un ángel y todo el paraíso tu rechazaste, ahora tendrás que morir.
Me desperté sin tí, ya no puedo perdonarte. sin extra?arte te miraré partir, muriendo lentamente con los recuerdos que a mi costado clavaste...
el antisentido.
Mirando estaba el ángel-espantapájaros, cuando me dieron ganas de besarte toda, pero me dije sin más que no lo merecías, que eras abominable y rastrera como las notas de tu llanto cuando tarde cuenta te habías dado de que me faltabas y te hacias da?o sin mis besos antes prohibidos, el antisentido de las cosas que no es otra cosa que el reflejo inverso y bisarro de lo que al disociar nuestras mentes y nuestros cuerpos, queda.
Como cuando deseaba tocarte y luego te odiaba a mi modo por estar tan humanamente deliciosa, mientras pensaba en alguien más, en Etka, en Sadja, en mis creaciones verdaderas y sin sentido del tiempo, me acompa?aban como lo harán hasta después de que no trascienda.
Ahora no estás a mi lado y se me antoja tu pecho como antes, acaso ya me sacié de extra?arlo a el, acaso me vuelvan esta noche las ganas, pero no lo sé estoy, sudando en el antisentido de lo que tu novio pensará cuando sepa que conmigo aprendiste a hacer el amor, y no sólo una vez, en el sin sentido que tiene ahora todo esto de cabeza, mientras alguien me espera y te aguarda en casa el matrimonio que no sé si sigas dispuesta a fraguar, después de lo nuestro.
Ese es el antisentido que le veo a las cosas cuando no vuelvas siendo la misma, sabiendo distinta, sindo carnalmente más mía que de él... ahora que me dices nos vayamos, me ire nuevamente contigo y trataré de no llorar cuando te vayas sola y no pueda alcanzarte, porque saldrás primero y te quiero tanto ya, como para casarme contigo y aú así detener mis planes de vida, en este sinsentido de lo que no sé haré sin ti. Espero algún dia lo entiendas, porque yo no lo he logrado.
Dulce Venganza.
Hoy me siento arrebatado
y quiero yo escribir
tengo la facilidad
y también la de mentir.
Mi meta era muy clara
mis objetivos bien planteados
hasta que llegaron los extra?os
se vieron arruinados.
Estaba a punto de partir
cuando a los lejos los vi venir
ahora estoy estancado
y mis sue?os disipado.
Mi mente han atrofiado
mi alma perturbado
mi corazón oscurecieron
mis fantasías destruyeron.
No estoy hablando yo de diablos
ni demonios o quimeras
es la gente de este mundo
la que me llevó a la hoguera.
Se retiran alegremente
al creer acabar conmigo
siguen mirando de frente
para encontrar otro en su camino.
Al dejarme en agonía
craso error han cometido
se viene mi revancha
no sabrán por donde ha sido.
Voy a matarlos a todos
es un trato justo creo yo
destrozaron mis anhelos
y yo su corazón.
Dulce venganza que me invade
bendito odio que hay en mi
no permitas me detenga
haz que valga la pena.
Hoy te ví...
Hoy te ví, caminando a la sombra de otro que no lleve mi nombre, que no tenga mi forma de hacer el amor contigo, quise morderle las manos si las pasaba por tu cintura...Pasaste tan cerca pero tan lejos de mí, que ni siquiera me miraste, me volví transparente del odio que por momentos sentí, ante su voz gallardita y su compa?ía que quise destrozar como su cráneo.
El fuego recorrió mi pecho, y salió por mis ojos al verte al auto subir, no pude dejar de mirarte y lleno de rabia contenida mi camino anduve de vuelta a mi solitaria morada, sin tí.Tuve ganas de morderle las orejas y su rojiza naríz, abalanzarme sobre su cuerpo temblante ante mis garras que se incrustaran por sus ojos, pero me contuve y me dediqué a dormir.
Desperté aliviado y contento, aliviado de las ganas que tenía de destrozar a alguien que sé permanece contigo, y contento de que todo fuese un sue?o.?Qué enfermo apasionado me sentí experimentando por vez primera todo aquello! Sería bueno enamorarse así, y contenerse sabiendo que duermes con él pero piensas en mí si te está besando, y en tu mente ronda mi nombre en lugar del suyo...
Si pudiera de todos modos nada haría, ya es suficiente castigo estar con alguien que no esta con nosotros si piensa estar en los brazos de alguien más... Mi consuelo me permite no ser celoso.
La capacidad de riesgo...
?Qué pasa que nadie se anima a decir mas nada? ?Es acaso que las cosas malas no merecen ni la pena de ser mencionadas? Nadie se queja en voz alta, nadie alega ni produce nimias consideraciones o desacuerdos.
?Es que nadie de todos cuantos vivimos en este peque?o mundo se atreve a opinar y decir abiertamente lo que piensa? Me aburre siquiera pensarlo. Nadie asume ya la mencionada capacidad de riesgo, esa que te sirve tanto para dejar de ser un don nadie, como para dejar de ser como todos, el factor de animarte a decir, hacer o pensar las cosas y atreverte a externarlo.
Si considero que ésto es original y no lo digo, en eso se queda, en algo que sólo yo pienso es bueno, y nada más. Veamos, ahí va una peque una prueba: Supongamos que les hacen escoger uno de sus escritos, el mejor, el más representativo, significativo o el que más les guste y consideren original, que vale la pena, ?ok? bueno estamos en un salón de chat y el moderador les pide que le envíen un mensaje diciéndole que el suyo (el escrito de ustedes) es el mejor, el más original.
Pero hay una condición, que no se repita ninguno (que el escrito sea original) que amerite ser enviado y después revisado, juzgado y leido por un gran escritor, de lo contrario se verían suspendidos, borrados de esta página con el riesgo que implica el ser obviamente desacreditados. ?Cuantos le mandarían el mensaje, o cuantos me lo mandarían a mí? ?Cuantos de ustedes se atreverían a mandar su mejor escrito so pena de ser expulsados para siempre de esta "comunidad" de escritores? ?Quien asumiría ese reto y con el haría uso de esa capacidad de riesgo de la que les hablo?
Acaso me equivoque, pero no creo que muchos, la verdad, y "hablando en plata de ley" pienso que lamentablemente todos aquellos que se jactan y prepugnan libertad en sus consignas, se verían intimidados por saberse vulnerables y sujetos de críticas con consecuencias funestas o no deseadas para alguno de nosotros. Refútalo diría mi mejor amigo amigo. Ojalá y esté equivocado. Creo que como siempre tengo la razón de mi parte...
La última vez que me tocaste.
La última vez que me tocaste, me tomaste entre tu mano y sacaste muertos de mi ser, silenciosa me limpiaste y al levantarte despues de abrazarme, embarrado y tendido me dejaste.
Mi cuerpo sudado por la batalla del nocturno tiempo sin vida te dejó para verte partir sin mi semilla, lejos de mi sombra sin tí y sin decir mas nada que adios devolviéndome nada.Recorriste mi cuerpo en silencio con la sombra de tu cuerpo sobre mí, mientras se nos fue el tiempo de venirnos queriendo, a besos la piel desnuda de remordimientos.
Te vestiste lentamente y en la oscuridad de nuestra habitación, recojiste tus cosas y cerrando tras de tí la puerta, me dejaste dormido y desangrado de los hijos que no tendremos aunque vuelvas por mí.
Me dejaste desvaneciendome de a poco por tí, no saciado de tu cuerpo para lenta y deliciosamente empezar ante tu falta, iniciar el proceso tan irremediable como lo es el después de un sólo beso enamorado, en mi mente sin tí morir.
Te tengo en mi boca.
No pudiste escapar de mi tramposa y furtiva lengua, te tengo en mi boca una vez que te he besado tanto, que hasta he probado el sabor de tu alma...La pena era conmigo, pero había esperado acaso nunca demasiado y no me había comido a mordidas tu perfume, sólo tenías que intentarlo.
Tu busto sabe a guayaba, tu boca sabe a algodón de fresas con crema, tu cuello disponible a almibar me remite y tus piernas rodeandome me roban la respiración.Aún te vengo masticando, todavía te vengo respirando impregnada en mis manos que te abarcaron y urgaron toda, no me canso de besarte, hoy te seguiré cantando.Brotas de mi garganta, sales por mis ojos y te sudo lentamente, no puedo besarte tan bien pero sigues en mi mente, todavía te saboreo si te tengo en mi boca, amorosa, presente.
Es Muy Fácil Ser Poeta.
Es muy fácil ser poeta
Pues los versos
No tienen que rimar
Y si en prosa los escribes
A quién le importa!
Qué mas da!
No tienes que ser
Romántico empedernido
Un personaje famoso
Soltero cotizado
Ni hombre frustrado
Puedes hacer
De tu café en la ma?ana
Del perro que ladraba
De ella que se fue
Toda una obra de arte
Tu mejor composición
Pues si la crítica te alaba
Ganarás la publicación
Algo de dinero
Reconocimiento
Respeto
Y atención
Más si ellos no te quieren
Siempre podrás acusar
Su falta de comprensión
Puesto los artistas
Somos difícil de entender
Abstrusos para algunos
Raros
Extravagantes
Y oscuros
Es muy fácil ser poeta!
Cualquiera puede ser
Pues no hay forma de perder.
Mi ba?o de Ti.
Me ba?o contigo, cae tu sonrisa como lluvia que moja mis sentidos y te quedas en blanco, imaginando como recorres mi cuerpo como agua refrescante, me empapo en tu imagen que hasta al dormir me acompa?a.
Tu rostro me mira sin verme del todo, estoy desnudo y franco ante tí, me has desarmado y las depuestas armas he dejado sólo para liberar los brazos que se alarguen a abrazarte y ba?arte toda de mí.
Tu risa llega hasta mí por conducto de tu pecho erguido, hace calor afuera pero tenemos algo de frío, de acercarnos y envueltos por el vapor cuando perder la cordura podemos, confundiendo el sudor producido con una simple condensación.
Escurro por entre tus piernas mis manos líquidas, cálidas y furtivas lejos del control que tus dedos les imponen, plena y estrecha junto mío, estás empapada de mi cuerpo, impregnada de mi aroma en tu piel ba?ada en mí.
Te mojo toda, te envuelvo en mi manto para secar tu dulce vientre liberado, aún caigo a gotas por tu cabello y no sé aún quien se ba?a de quien, si tu de mis locas ganas de amarte, o yo de tus dulces ganas de tenerme a la espera de robarte un beso furtivo y fugáz.
Salimos los dos empapados, sudantes, en busca de la miel que juntos la sed del otro nos quite un simple fruto hasta ahora prohibido, soy cada vez más tuyo, y no me quiero secar de tí, quiero de amor estar empapado.
Te toco con mi sonrisa.
Te toco lentamente con mi sonrisa y aliento, si hay tiempo y te viene gustando lo que ahora entiendo, me dedico a evitar perderte y disipar los momentos que aún juntos no pasamos mientras nos alcance el tiempo presente, tan lleno de tu pasado y vacío del futuro de hielo que me espera ya no tan lejos, tan permanente.
Mis manos recorren la sensibilidad de tu cuerpo erógeno, mientras nado dentro de tus labios y te protejo del viento con mis brazos, me quedo susurrando la fascinación que me provocas y excitas en el sentimiento que guardé tan dentro, y te dejo de mi contacto empapada mientras mis dedos huelen a ti deliciosamente.
Quiero que te quedes a mi lado hasta que irremediablemente me vaya y luego me des alcance un domingo cualquiera, en que me llames para dejar desde entonces de seguirte esperando, las manos atadas al recuerdo infalible de tocarte de nuevo, para jamás olvidarte.
Mi espalda te a?ora con melancolía y mi abdomen reclama tan pronto ya tus relegados y deliciosos besos, mi boca me pide a gritos volver a invadirte y explorarte cual si fuera la primera vez, mi cuello no se conforma con recordar tu contacto y me duele de extra?arte.
Mi gastronomía amorosa.
El aroma de la chaucha de vainilla me remite a tu piel, el madeira del trópico me recuerda el sudor que palpo de tu cuerpo, y la cremosidad de un parfait es la blandura de tus labios que se derriten en mi piel mientras me acerco a tu cuello magro.El calor de la pimienta me recorre si te miro a los ojos de almeja que cierras si me acerco amoroso vacilante, y se me hace agua la boca al querer probar el manjar que tu busto carnoso me promete cual jugoso trozo fruta de la pasión.
Recorro palmo a palmo tus piernas como un jugoso lomo en salsa de ciruela acidulce, envuelto en seda de carmín crocante, y al llegar a la parte jugosa degusto tiernamente el almibar ácido proveniente de tu placer interior.Afilo mis labios cuchillos y mis dedos termómetros que palman tu boca se introducen en busca de tu mayor temperatura, la provocan y la encuentran al fondo de tu figura, escondida inaccesible mientras salteo un trozo de piel hasta enrojecerla con mordidas sutiles que acompa?an la lluvia de besos que aún no termino de darte.
Cual aceite caliente fueran mis manos, te arqueas ente mi contacto y el crujir de tus suspiros da la combinación que armoniza hasta llegar al plato principal sobre la mesa de la cocina, estoy sudando, hace calor aquí dentro y pronto tengo que sacarlo si me quema y lentamente se consume derretido como aceite que aún caliente deposito entre la boca de tus piernas a modo de salseo.
Mi paladar exahusto de tantos orgasmos me indica que la comida terminó, y el postre he devorado mirándote completamente deliciosa y desnuda, postrada y dispuesta comestible, sobre una cama de yerbas finas y tiras de prendas desgarradas...
Te tengo en mi boca.
No pudiste escapar de mi tramposa y furtiva lengua, te tengo en mi boca una vez que te he besado tanto, que hasta he probado el sabor de tu alma...
La pena era conmigo, pero había esperado acaso nunca demasiado y no me había comido a mordidas tu perfume, sólo tenías que intentarlo.
Tu busto sabe a guayaba, tu boca sabe a algodón de fresas con crema, tu cuello disponible a almibar me remite y tus piernas rodeandome me roban la respiración.Aún te vengo masticando, todavía te vengo respirando impregnada en mis manos que te abarcaron y urgaron toda, no me canso de besarte, hoy te seguiré cantando.
Brotas de mi garganta, sales por mis ojos y te sudo lentamente, no puedo besarte tan bien pero sigues en mi mente, todavía te saboreo si te tengo en mi boca, amorosa, presente.
Soy.
?Quién soy, si no el reflejo de tus sue?os moribundos, idos, resquebrajados, inmundos e inacabados?, soy lo que miras tras el espejo empa?ado asemejando a una persona, soy tu mism@, soy yo, soy todos nosotros y ustedes, en mi reconocimiento de lo que los demás ven de mí, en la medida de las cosas que recuerdo de mi pasado y recuento los días que me sobran, soy la imagen distorsionada de mi cárcel, de mi cuerpo, de mi mente desconectada y disfuncional, disgregada y oculta. Soy todos.
Soy diferente, pero mejor. Tal como mejor sería intentar decir lo que no soy, para procurar ser más certeros y manos laxos, empezando por lo que creo- sé que no soy, que no eres, que no somos. Soy ciertamente algo inconcluso, algo más que mi reflejo, perfectible y falible, soy mortal y moribundo permanente, pero puedo dejar de serlo ahora mismo, siempre y cuando me lo permitas siendo tu, dejándome ser tus miedos o la manera de expresarlos, usándome como escudo de los insultos que despierten tus más profundas perversiones y desvaríos.
No soy como tú, eso es obvio porque yo no te estoy leyendo, tu me estas leyendo a mí, buscando lo que sabes te falta, intentando complementarte de una vez por todas, por eso estoy aquí, porque soy lo que tu buscabas.No soy inocente ni falso, no como dicen insignificante cuando te estoy ahora significando, no soy malsano ni santurrón persignado, ni negador de las evidencias ni alabador de las quimeras de otros, soy mejor dicho ahora que nunca, tu antisentido tu copia invertida, tu faltante residuo, tu siempre oculto miedo a ser como quieres, no soy producto tuyo, soy tu deseo no cumplido tan a?orado. Ahora que no mucho lo pienso soy tus palabras si te animas a abrir la boca, soy tus temores, tus fantasías, tus gritos y tu silencio, tus furtivas miradas que le diriges cuando sabes no te observa o esta de espalda, soy esa imagen que siempre quisiste ser ese cuerpo que deseabas tener como propio, aquel anhelo que entre sue?os construías en tus noches de desvelo y agonía.
Soy superior, ?porqué no decirlo? Soy acaso la persona más inteligente que muchos nunca conocerán, soy simplemente lo más cercano a un trozo de dios, un dios completo, la verdadera evolución humana, la razón y el entendimiento, la lógica y el conocimiento encarnados en una sola persona, raro para los comunes, eso que no acabarán de entender ni cuando mueran, porque no saben ni lo que ignoran, que soy ellos y ustedes aunque nunca se pongan a pensarlo, no se puede pedir tampoco tanto; acabo por ahora diciendo que soy lo que quiero y lo que quieras, lo que menos te imagines y lo que más deseas, soy para que nos entendamos, tan sólo yo.
Ma?ana me voy a olvidar de tí.
Lo has terminado todo, te dignaste por fín a librarme de estarte invocando, pero ya para ma?ana, me voy a olvidar de tí...Sacaré tu foto de mi cartera, ya lo hice y la miro por última vez. Romperé la tarjeta que guardaba con el teléfono del que nunca me marcaste, ya la tiré para nunca más llamarte. Empezaré a olvidarte ma?ana cuando despierte sin haber so?ado ya contigo, tanto a la mierda me mandaste, que hasta tú saliste embarrada, ya no intentaré comprenderte porque me basta con saber que no sentiste nunca lo mismo.
Me olvidaré de los desgastados recuerdos, de lo que estuve dispuesto a dar por que funcionara lo nuestro, y me reiré de lo absurdo que se vea a la distancia todo esto. Ni siquiera he de llorarte al menos, ya he cambiado demasiadas cosa por tí, y mira lo que de todo has hecho, ya no espero que vengas, me queda claro y ahora sí ya lo entendí, me tragaré solo este amargo sentimiento para seguir adelante y sin rencor sólo espero no volverte a ver. Volaré ya con mis alas hasta donde tu nombre nunca me alcance, donde nada me recuerde a tí y a las cosas que pudimos seguir haciendo juntos, tal vez cuando hable en otro idioma las palabras que te dije nunca vuelva a pronunciar, pero de lo contrario no te las pienso volver mas nunca a dedicar.
Este es el unico recurso que me dejaste porque no puedes evitar que de este modo de mí te saque, y esta es mi forma de vivir el amor que un día sentí, ya no lloraré atormentado por tí. Guardaré en algún rincón todo lo hermoso que junto a tí pasé, pero no puedo vivir de recordar.Pasa de ser media sola noche, pero con lo que resta del amor que un día por tí sin ser correspondido sentí, te agradezco todo y te aviso que ma?ana... ma?ana me voy a olvidar de tí.
Me cago...
Me cago en tí, me cago en tu risa y me cago en tu sonrisa, me cago en tu dios, en tu hostia y en tus muertos, en tu patria maldita que se abrió de piernas y me vió venir, me cago en la leche.Me cago en tus barbas, en tu cara, en tu trono y tu corona, me cago en tu modo absurdo de vida y en tu ignorancia, me cago en tu espalda dolorida, y en tu mano escondida llevando el pu?al, me cago en tu mirada lasciva y en tu sentido de superioridad, en tu rencor acumulado.
Me cago en tu soberbia y en tu hermosura, en tus pelos y en tu esbelta figura, me cago en tu madre, me cago de risa en tu tiempo, me cago de tus leyes y los traidores con garrote que me amedrentan si voy caminando, y por ser diferente me agarran a palos.Me cago en tus cuerpos de seguridad y en tu escoria de sistema, como hacemos todos cuando nos cagamos en el mundo, unos encima de otros y todo por seguir consumiendo, mierda.
Basta contar.
Basta contar, para describir un poco de mi historia y casi todo de cuanto me ha pasado en estos veintitantos a?os, que todo inicia por ser un tanto distinto desde el periodo de mi gestación, la cual se prolongó de modo considerable hasta la duración de diez meses y quien sabe cuantos días más.
Además de lo anterior, mi madre esperaba que yo fuese ni?a, para lo cual había pensado ponerme por nombre Isis o Deidre según me he enterado.
Bueno, el hecho de ser diezmesino me trajo secuelas que hasta el día de hoy mantengo aunque no demasiado presentes, primero se pensaba que yo iba a tener un da?o cerebral por la falta de oxigenación y rechazo que tiene el cuerpo con productos nacidos en tales circunstancias; no quedé retardado mental, pero por falta de irrigación adecuada si tuve un problema.
Presenté una anomalía en algunas zonas lobulares, lo cual se vio reflejado de inmediato después de mi tardío nacimiento, no mostraba la capacidad protráctil que muestran todos los ni?os al nacer y lo cual les permite aferrarse de lo primero que encuentran a su alcance, yo nací con las manos abiertas.
Esto derivó más tarde en el hecho de que no metía las manos para nada al caerme o tropezarme, como acto reflejo natural el cual no poseía, por lo cual mi nariz pago el precio de mi poca eficacia para detenerme o proteger el rostro ante cualquier caída.
Es por ello que todavía presento hemorragias nasales abundantes y frecuentes por la fragilidad que tiene mi nariz después de tanto golpe y porrazo, de más está el decir el cuidado que debo tener ahora al menos cuando me sueno.
Más adelante en mi infancia, avisaba de mis necesidades fisiológicas a muy temprana edad, pero no hablaba todavía, según mi madre eso se debía a la flojera que me daba el hacerlo, seguramente es por ello que no tomé mamila mucho tiempo, pues me cansaba y prefería el vaso entrenador al biberón.
Así mismo al crecer y tener la edad para tomar mis alimentos por mi mismo, no lo hacía si no me daban en la boca y escondía la comida tras el refrigerador de la cocina, o la tiraba al cesto de la basura si no había animal cercano al cual dársela.
Yo fui el segundo hijo del matrimonio forzado de mis padres: N. G. y G. A., por lo cual vengo a ser el único hijo legítimo no bastardo de los cuatro hermanos que somos; mi mamá se casó después de tener a mi hermano mayor K. H. F. y más tarde llegué yo, mis otros dos hermanos: Á. R. mi hermana y K. M. nacieron producto de la unión libre de mi madre con J. M., pero más tarde nos detendremos para hablar ampliamente de él.
Por otro lado, de mi papá no tengo muchos recuerdos pues se divorció de mi mamá cuando yo tenía unos tres o cuatro a?os, apenas recuerdo una ocasión en la cual yo iba en el asiento del carrito de compras del supermercado, mi hermano iba en la parte grande y queríamos un juguete para cada uno, por lo cual yo escogí unos monstruos que lanzaban agua y mi papá no me los quiso comprar porque dijo me enfermaría.
En fin que terminé llevándome unos mu?ecos, jugadores de fútbol americano, de plástico café según recuerdo y mi hermano P. como le llamo de cari?o, escogió un memorama del chavo del ocho.
Llegando a la casa, mi papá se sentó un momento a jugar conmigo y los mu?ecos, P. se puso celoso y quemó uno de ellos en una mano con un encendedor, bueno tengo presente mucho esos mu?ecos porque fueron lo último que recuerdo me regaló mi papá G. A.
Cierto día me encontraba jugando con mis mu?ecos en el piso de la casa cuando llega J. M .o mejor dicho M. Como nosotros le llamábamos y tomando uno de ellos, le arranca la cabeza y me dice que si sé porqué le arrancó la cabeza.
Ya no recuerdo si le contesté o lo que dije en ese momento, pero él me contestó que porque era muy macho, ese es el primer recuerdo que tengo de M. y de su cara de malo enojado que me recordaba mucho a Hulk, el hombre verde.
M. llegó a vivir con nosotros siendo muy joven, y estudiando y trabajando sus frustraciones las descargó en nosotros; recuerdo que poco tiempo después de su arribo a nuestra casa, P. me dijo que nos deshiciéramos de él, pero yo no entendí a lo que se refería y fui a contarle a mi mamá, desde ahí empezaron los problemas.
Luego de unos a?os quisimos llamarle papá a M., pero nos dijo que se sentía viejo y que mejor le dijéramos por su nombre, nunca lo volvimos a intentar.
Un día, cuando yo cursaba el Kinder en Toluca, nos metimos a una casa vecina de maldosos a comernos los dulces de una ni?a y a jugar con sus juguetes, seguramente dejamos un relajo y poco rato después de llegada la due?a de la casa, molesta fue a decirle a nuestra mamá que le habíamos hurtado unos anillos muy valiosos y dinero además, mi mamá ni tarda ni perezosa nos puso un reverenda mangueriza que nos dejó marcados y sangrantes.
De ahí quedó con M. que a partir de ese día, el sería quien nos corregiría en lo futuro, pues a mi mamá se le había pasado la mano, desdichada suerte.
Cuando cursaba el segundo grado de Primaria en la ciudad de México, mi mamá y M. trabajaban y yo me dedicaba verdaderamente a la vagancia, ocurrió el terremoto del ochenta y cinco, derrumbando una porción de mi escuela y mi maestra falleció atorada en un elevador según nos enteramos poco después por conducto de su madre, después vinieron tres maestras más si mal no recuerdo y reprobé el a?o.
La noticia se la di a mi hermano y le pedí me ayudara de modo alguno, el ingenuo casi tanto como yo, intentó borrar el cinco que aparecía en la boleta y olvidando el No Promovido o no-aprobado, le puso un ocho a la hoja maltratada por los borrones. Como era de esperarse M. se dio cuenta del fallido enga?o y después de eso vino la fuerte reprimenda.
Comenzó diciéndome que no tenía nada realmente mío, que nada me pertenecía pues yo no me había comprado nada con mi esfuerzo, que ni los zapatos que calzaba en ese momento merecía llevar puestos, que no tenía nada con que taparme, así que procedió a desnudarme y una vez encuerado, me dijo que me fuera de la casa no sin antes colocarme globos de gas amarrados al cabello en número no menor de tres y no mayor a ocho según recuerdo, así con globos y desnudo me hizo salirme de la casa y caminar hasta más allá de cinco metros hacia las escaleras.
Como vi que venía una se?ora me tape con pudor y él me dijo que ya me metiera, pero ese no fue el fin del martirio, pues ya dentro me siguió rega?ando con argumentos similares a los referidos, sólo que ahora me dijo que no merecía ni vivir siquiera y entonces, tomando la cinta de la bata de ba?o que llevaba puesta, me la amarró al cuello y procedió a colgarme de la puerta del ba?o.
No aguanté mucho tiempo sujetándome con las manos y al verme tal vez medio asfixiado me descolgó.
Recuerdo una ocasión en que a la ma?ana que precede a la noche de reyes, jugábamos con unas canicas que nos habían traído ese día, pero como a M. le molestaba que le despertáramos con cualquier sonido, en este caso el ruido que hacíamos al correr las bombochas sobre la mesa, se levantó y nos pegó a los dos, quitándonos además las canicas de reyes. Si se nos ocurría encender el televisor un domingo por la ma?ana para ver a Chabelo en Familia, igualmente nos reprendía y mandaba a dormir como cuando nos quitaba los escasos domingos que nos dieran nuestras tías.
Si llorábamos cuando nos pegaba, se molestaba y nos golpeaba más para que llorásemos con provecho, yo intentaba por todos los medios no llorar, pero si se me salía una lágrima me restregaba los ojos y el me hacía burla de inmediato, imitándome y diciendo que era un maricón o de plano un puto.
P. era el único de los dos que si lloraba y gritaba cuando M. le pegaba, al grado de que hasta los vecinos escuchaban sus alaridos.
Recuerdo que en una ocasión P. metió a sus amigos y uno de ellos manchó la pared blanca con su mano sucia y al llegar del trabajo M. se dio cuenta, además de que una vecina ya de edad avanzada le dijo que metíamos a varios ni?os haciendo escándalo.
M. nos preguntó que de quien eran los amigos que habían entrado a la casa y manchado la pared, yo dije que no eran míos pero ignoraba que la se?ora me había se?alado como el culpable del relajo, entonces fue sobre mí la reprimenda.
Me pegó de tal modo que el coletazo que da la punta del cinturón me marcó las piernas haciendo que brotara sangre de las heridas, pero no se como le hice para casi no llorar, a lo cual mi sorprendido hermano sólo atinó a preguntar si era de Marte o algo así y que si no me dolía o que, puesto que no lloraba, no recuerdo realmente que le contesté pero seguro que fue una mamada.
En otra de las no sé si numerosas madreadas que tuve a bien recibir en mi infancia, P. se había salido a jugar y lo agarró la lluvia, al llegar y para que M. no se diera cuenta de que se había salido y mojado, planchó su ropa pero no se dio cuenta que los calcetines tenían elástico, el cual se quedó pegado y quemado a la plancha como evidencia delatora de lo ocurrido.
A la ma?ana siguiente, M. nos levantó y nos dijo que no se iba a ir a trabajar hasta que no supiera quien había usado y quemado la plancha, yo me lavé las manos al igual que mi hermano, pero como según él yo era el más mentiroso pues me tocó a mí la nalgueada, esta vez un cepillo de madera con púas de alfiler fue el objeto destinado a proporcionarme mi castigo.
Después de pegarme me volvió a preguntar si había sido yo el culpable, a lo que contesté de nuevo que no y el culpable entró por la puerta, diciendo que él había sido, pero que no dijo nada por miedo a que le pegara M., quien entonces me preguntó que si quería que le pegara a P., pero de mas nada servía ya, después de pedirme disculpas como siempre y una vez más, creo que después de eso se fue a trabajar.
La vez que colmó el límite de nuestra tolerancia, se marcó un día en el cual como de costumbre P. se había salido a jugar como todo ni?o de su edad habría hecho con seguridad, sólo que después de que sus amigos dejaran sendo relajo de casa, con la ropa tirada de los closets y los cajones; yo me quedé en la banqueta de enfrente sentado platicando con un amigo.
De pronto le vi llegar en el tan temido bocho color azul agua y placas 472 BBD, me quedé helado esperando a mi hermano hasta que al anochecer lo fui a buscar y le encontré bajando de un puente.
Cuando le dije desde que hora había llegado M., se puso blanco y me preguntó si estaba seguro, a lo cual asentí y me dijo que nos escapáramos de la casa, sin saber que hacer nos fuimos caminando y decidimos hablarle por teléfono a mi abuela por parte de G. A. o sea mi papá para que nos rescatara o algo así, le dijo P. que nos habíamos escapado de la casa porque nuestro padrastro nos golpeaba esperando acudiera a nuestro pronto auxilio y rescate al parque en el cual nos encontrábamos todavía.
Pasaron las horas y al bajar la temperatura nos refugiamos bajo un módulo de policía, pero en cuanto llegó una patrulla nos echamos a correr de los gritos de un policía que nos preguntaba que hacíamos a esas horas en la calle, llegamos a un asta bandera donde nos acurrucamos un poco del frío en lo que mi hermano me cubría abrazándome, mientras hacíamos planes de cómo íbamos a ir al mercado a recoger comida y cosas de esas para sobrevivir.
Sin tener otra cosa mejor que hacer, a mi hermano se le ocurrió la genial idea de ir a ver como se peleaban M. y mi mamá, que seguro sus gritos se escuchaban hasta la calle y que mi mamá dejaría por fin a M. por nuestra fuga, dijo P. Nos encaminamos después de que me convenció de que no nos iban a agarrar de nuevo y cuando íbamos caminando dando vuelta a la primaria a la que asistíamos, de frente nos topamos con la figura de M. que había salido a buscarnos.
Ya en la casa, pasaba de media noche y mi mamá nos dio una buena rega?iza pues le había hablado nuestra abuela diciéndole lo que se suponía en secreto le habíamos dicho, nos puso a recoger la ropa tirada y para sorpresa nuestra M. le dijo que se calmara, que nos fuéramos a dormir y al otro día recogeríamos todo. De momento nos sentimos aliviados pues pensábamos recibiríamos tremenda paliza por lo que habíamos hecho, ya más tranquilos y confiados de nuestra buena suerte nos fuimos tranquilamente a dormir, craso error.
Al otro día M. no fue a trabajar y nos llamó por la ma?ana a su cuarto, el desde la cama nos veía mientras nos cuestionaba del porque nos habíamos querido escapar de la casa, nos dijo que éramos unos ojetes mal agradecidos y cosas así mientras nos pateaba desde la cama, amenazándonos de que si decíamos algo de lo que nos hacía a mamá lo íbamos a conocer realmente enojado.
P. fue el único que en cierta ocasión le cuestionó del porqué le pegaba si no era su papá, pero se atrevió y recibió una reverenda madriza en la cual hasta un palo de escoba y una regla "t" le reventó M. en las piernas.
Poco después nos fuimos a vivir a Aguascalientes donde cursé nuevamente segundo a?o y tercero de primaria, M. llegó un poco después ya que se había quedado trabajando en México mandándonos dinero, pero llegó sin empleo y así se mantuvo aproximadamente los dos a?os que refiero, según recuerdo.
Como le molestaba mucho que nos peleáramos mi hermano y yo, entonces como escarmiento nos hacía pegarnos y pelear hasta que el lo decidiera, pero si alguno de los dos no quería agredir al otro, entonces sacaba el cinturón o la chancla y tiraba golpes al que intentara retroceder o salirse del círculo previamente delimitado por él para la disputa.
Si yo llegaba a la casa con un ocho en la libreta, me daba mis golpes y me ponía a estudiar, me hacía resolver problemas en los que me pedía: área, perímetro, del área total, sacar costo total si el metro cuadrado valía tanto, sacar cuantos postes tendría que colocar si deseaba poner uno cada determinado número de metros, y cuanto costaría todo si además le ponía tres vueltas de alambre de púas con tal precio el metro para cercar el terreno, eso cuando yo cursaba segundo o tercer a?o de primaria.
Una vez le entregué el problema según yo resuelto adecuadamente y como estaba mal en una operación me golpeó, pues dijo que trataba de burlarme de él y enga?arlo, me dijo que me recargara en un puf con los pantalones abajo y comenzó a golpearme con el aviso de que si lloraba, más se molestaría y más me pegaría.
Recuerdo que eso no era todo ni lo peor, pues en una ocasión, al ver una moneda de en ese entonces cien pesos, la recogí y al ir por tortillas me compré un dulce Tommy, que fue para lo único que me alcanzó, llegando a la casa M. me preguntó por la moneda y si la había gastado en comprar más tortillas que buena falta nos hacían, pero cuando le dije que me los había gastado en un dulce, me dijo que me bajara los pantalones y comenzó a darme con la chancla en las nalgas.
Como me dolía y ya no quería que me siguiera golpeando, me volteé y me pegó un chanclazo en los testículos, le dije pero no le importó y me dijo que si no me volteaba me iba a golpear donde cayera, sí que me volví a voltear para seguir recibiendo mi merecido castigo.
Otra de las veces en que me lastimó creo yo un tanto más fuerte de lo normal, fue en un juego que el hacía seguido conmigo, se trataba de un juego de tortura a la cual yo tenía que responder con determinada exclamación o respuesta indicada, pero como yo me resistí a contestar, me continuó torciendo el brazo tras la espalda hasta que tronó en la unión del hueso al omóplato y fue sólo así como me soltó.
Acostumbraba a tomarme por las manos y cargarme doblándomelas hacia abajo en un tipo de tortura o castigo al cual denominaba "Proteíto", pues a Proteo el de la mitología lo habían colocado así en una película que habíamos visto con antelación; además le daba mucha risa el hecho de ponernos una de las medias de mi mamá en la cara y estirarla hacia arriba para que nuestra nariz se subiera y pareciéramos marranitos, aunque por dentro llorando, mostrábamos una falsa sonrisa y sacábamos la lengua embarrando de saliva la media, como el nos lo indicaba mientras de nosotros se reía.
Había veces en las que bajaba el switch de la luz por la noche y nos buscaba cubierto con una sábana, nosotros realmente nos asustábamos y si nos encontraba se nos dejaba caer encima cortándonos la respiración, o golpeándonos no demasiado duro en las costillas o el estómago, como en la ocasión en que me descuidé y me saco completamente el aire, pero yo no le dije nada porque se iba a molestar y tal vez me habría pegado de nuevo, por puto.
La única que se libró de casi la gran mayoría de sus golpizas fue mi hermana que era y sigue siendo su consentida, porque incluso a M., mi hermano menor lo golpeaba enrollándolo en una cobijita después de pocos meses de nacido, según que para que se durmiera y no llorara de hambre o pidiera de comer.
M. nació muy débil y enfermizo, y lloraba tanto que le salió una hernia botándole el ombligo y tenía temperaturas tan elevadas que en una ocasión recuerdo que lo tuvimos que meter en una tina con agua con hielos para que se le bajara la calentura. Sus recurrentes recaídas y su debilidad, fueron las principales causas por las cuales nos regresamos a vivir al Distrito Federal.
Por aquella época me volví yo muy bélico, me la pasaba ideando, inventando y construyendo armas, era tanta la violencia que había en mi vida que de algún modo empecé a reproducir ese sistema. No pensaba en otra cosa que no fuera como protegerme de los demás ni?os, o de como idear un sistema de seguridad anti- intrusos para mi siempre fallida casa del árbol.
Ya en México, continué sacando diplomas como en tercero de primaria y fui considerado ni?o genio por una profesora de la escuela a la que asistía, me quisieron adelantar de grupo pero me negué y cuando le dijeron lo que pensaban de mí a mi mamá, en especial una maestra que me daba clases, M. se encargó de bajarme los humos demostrándome que no sabía ni resolver una raíz cuadrada o cúbica y según yo me interesaba por la energía cinética y la cuántica o la relatividad.
Desarrollé con su ayuda una maqueta que dio la vuelta a la zona a la cual pertenecía mi escuela, y más adelante realicé proyectos peque?os como un trolebús a escala que funcionaba, o una cámara oscura en una cajetilla de cigarros, un sismógrafo con líquidos de diferentes densidades y cosillas por el estilo, pero nada que sorprendiera a M. y diera así crédito alguno de mi inteligencia o capacidad.
Por esos días comenzó a pedirme exposiciones temáticas aprendidas sobre un tema determinado por él, así como reportes mensuales de lecturas de libros, los cuales tenía que leer y resumir para explicarle de lo que trataban, el primero que me dio a leer fue un libro espa?ol de teoría económica que trataba el tema de la plusvalía, recuerdo me costó mucho trabajo tratar siquiera de entenderlo y con ayuda de mi hermano intenté explicarle llegada la fecha, lo que venía en el libro, como siempre fallé en el intento de impresionar o cuando menos complacer los difíciles gustos de M., obviamente fui castigado.
Leí mi primer novela en cuarto a?o de primaria y la Divina Comedia en quinto, libros de Julio Verne en sexto y así hasta reunir un acervo de cerca de quinientos libros en mi haber; todo comenzó por una imposición, pero más adelante le agarré el gusto a la lectura y me seguí de largo llegando a leer libros completos en un día por el simple gusto de la lectura.
Los golpes seguían cayendo sobre mi y sobre P., al grado que yo dejé de dormir profundamente por cuidarnos de ser sorprendidos por M. durmiendo, que llegaba a nuestro cuarto por la noche o la madrugada, y a P. por estar en la cama de abajo lo agarraba a patadas y a mí por estar en la cama de arriba de las literas, a golpes en la espalda o el estómago con el pu?o, la palma de la mano abierta o el cinturón.
Una ocasión, al estar jugando con estrellas de papel, P. me lanzó una y al intentar evadirla, di una vuelta de carro y me estrellé la espinilla contra el filo de su restirador, comencé a llorar y a sobarme la pierna con la profunda herida, cuando por el ruido M. entró al cuarto y me vio en el piso se molestó porque llorara, me dijo que me parara y comenzara a brincar sobre la pierna lastimada, que dejara de llorar y no cojeara.
Después de eso, me subió a la cama de arriba y me arrancó de tajo el pellejo que se me había desprendido de la espinilla por el golpe, me puso miel en la herida y me la embarró con el dedo mientras yo mordía un trapo para no gritar, me puso un hielo encima y me dejó ahí por un rato en la cama, después de eso me dijo que me parara, que no me había pasado nada.
Cuando tenia la oportunidad de irme a la casa de J. F. mi mejor amigo de aquella época, no lo pensaba dos veces y de inmediato al llegar de la escuela hacía todas las cosas que me tocara hacer, lavar los trastes, cocinar una sopa o una salsa, comprar las tortillas y dejar escombrada la casa para que antes de que llegara M. estuviese todo listo y me diera permiso.
De todos modos él siempre lograba encontrar algo que estuviera mal, eso no lo pude evitar las más de las veces y ni modos; J. F. era un ni?o muy callado e inteligente o por lo menos aplicado, el más introvertido ser humano que he tenido la ocasión de conocer, no platicaba de nada con nadie que no fuese yo y de hecho no se juntaba con nadie más.
Cuando no estaba en la casa de J. F., y siendo fin de semana M. nos corría temporalmente de la casa aunque no hubiese nadie afuera para jugar con él o ella, nos decía regresáramos en una o dos horas para estar a solas y disfrutar a mi mamá sin nuestra molesta presencia, más de una vez nos quedamos mi hermano y yo sentados en la acera sin jugar a nada ni con nadie.
Al concluir la primaria nos trasladamos a Toluca nuevamente y aún sin residencia comencé a estudiar la secundaria ya iniciado el ciclo escolar, yendo y viniendo por las noches al salir de la escuela rumbo al Distrito; en una de esas ocasiones P. me iba fastidiando la cara con tal de exprimirme un supuesto barro, y como me cagó la ostia lo aparté de mi rostro empujándolo y alejándome de él hasta perderlo de vista, me bajé del metro con una bolsa del mandado llena de no sé cuanta madre.
Como no llevaba un sólo peso encima me salí en la estación del metro donde se suponía encontraría a P. para transbordar rumbo a la casa a bordo de un trolebús, después de esperar casi una hora me hice del valor y le pedí a la chica que vendía los boletos del metro que me dejara pasar, me dijo que le dijera al policía que me dejara pasar, al decirle me contestó que echáramos un volado y sacando una moneda la arrojó al aire y pedí águila, creo que nunca me he puesto más alegre de ganar un mentado volado.
Al salir de la estación del metro ya eran avanzadas las once de la noche y no transitaba mucha gente, por lo que tomé la opción de caminar del lado izquierdo de la calle que estaba dividida por un eje vial, más iluminado que el derecho y con un se?or trajeado caminando cerca pero detrás de mí, haciéndome sentir de modo alguno un poco más seguro.
Mientras caminaba un carro se detuvo en una calle lateral que estaba cerrada y escuché como el se?or de traje que caminaba tras de mí se reía y le decía no sé cuanta cosa, que qué pendejo y varias cosas más, yo me pasé del otro lado del eje esperando separarme del se?or que evidentemente se encontraba en estado avanzado de ebriedad, pero igual se pasó de calle y empecé a sospechar que me seguía, me detuve en un teléfono público según a llamar aunque de sobra sabía que no teníamos teléfono.
El tipo siguió de largo sobre la calle y era para donde yo iba, por lo que dando vuelta a la esquina me quedé esperando a que se fuera, al regresar a la esquina el se?or ya estaba ahí buscándome con la mirada y pasé tras de él con el gorro de la chamarra puesto y me crucé de nuevo el eje, comencé a caminar a paso veloz y al voltear el sujeto me seguía desde el otro lado de la calle aunque un poco rezagado.
Nuevamente pase de callé y casi llegando a la esquina y con el miedo de que el portón estuviese cerrado por la hora y yo sin llave, el se?or me diese alcance, respiré al ver a mi hermano mientras él me rega?aba y me solté sin más a llorar.
Entrando en la casa les platiqué a él y mi mamá lo ocurrido y ella me rega?ó por haberme separado de mi hermano. Ahora M. ya no vive con nosotros y lo que queda son los recuerdos que ya no lastiman como antes, y la respuesta a mis plegarias llego 20 a?os retrasada, pero creo que llegó.
Creo que por el momento, de mi simple historia es cuanto después de todo y aunque haya mucho más por decir (y creo que el hecho de hacer esto es como preguntarle a un chita como se ve a si mismo mientras corre), esto basta contar...
El coleccionista de estuches de corazones y cápsulas rotas.
Era su forma de no extra?arlas… les pedía romper las cápsulas que desataban o restringían el deseo estorbándole al pasar, cuando quería llegar más adentro. Ellas le regalaban el estuche negro donde guardaban su siempre cautivo y a veces roto corazón. Él guardaba secretamente las cápsulas rotas y las atesoraba durante el tiempo que considerara suficiente bajo su cama. Todo empezó como un simple capricho y se tornó una obsesión.
Les llamaba una por una tras la impunidad de la noche y la distancia, las citaba por separado, y era entonces cuando empezaba a perder la razón, quería volver al principio pero no encontraba el camino de la redención. No había motivo más allá del placer, no había razones para hacerlo más allá del querer y poder, la impunidad recorre el mundo en manos de muy pocos, y él disfrutó deleitándose del amor que sus mujeres le brindaron, y los recuerdos cristalizados estaban noche tras noche en sus solitarias manos.
Invariablemente lo abandonaban, más de tres meses nunca aguantaban, y a él le daba tiempo de sobra como para enamorarse y hasta comerse los cabellos de la amada en turno que entre sus ropas encontrara, era como tener dentro de sí mismo algo de cada una de ellas. Las cápsulas telares floreadas, satinadas y opacas crujían entre sus manos, las estiraba con pasión y algo de resentimiento, escuchaba como tronaban los hilos de seda y sentía como su alma despertaba de un letargo impuesto por la prudencia y la cortesía.
De noche ya solo como siempre recordaba dificilmente los rostros de sus amadas, y una por una las iba invocando, olía los estuches marcados con aromas avejentados y difusos a madera y fruta quemada, cerraba los ojos y de nuevo estiraba uno a uno los restos de las sucias cápsulas... Cuando se cansaba de esperar a que volvieran, sacaba del armario las viejas y desgarradas prendas de su necio empe?o de no olidar y le daba entonces por deshacerse de todo, entonces las tiraba y salía en busca de nuevas dondellas que sus cofres le regalaran, pero nunca dejó de sentirse irremediablemente solo.
Quisieras fuera yo.
Le miras, le besas, le escuchas hablar sin sentido, y así es la vida quisieras fuera yo, con mis rega?os y el sabor de mi lengua entre tus piernas, con mi particular forma de tocarte que tanto extra?as infelíz ahora.Lo sientes acercarse y no se te eriza la piel ni el sentimiento, intenta fallidamente hacerte llegar al punto álgido de su infructuosa relación interrumpida por los embates sangrantes de mi corazón, y quisieras fuera yo quien te desnuda ahora.
Palpa tu cuerpo sin exitarlo, te busca erroneamente el punto del amor que haga explosión sobre su cama, pero no sabe que me lo llevé a mi lado y despierta conmigo en la ma?ana, mientras quisieras fuera yo el que ahora tu busto besara y entre sus manos tu corazón anidara.Se detiene el tiempo y tu cuento de hadas se termina llenos los ojos de llanto sabor melancolía y arrepentimiento, empieza tu desvelo ante mi sue?o postrado pero sabes ahora que quisieras fuera yo quien nuevamente te cocinara.
La pena se clava profundo mientras él te hace caer en ese abismo llamado costumbre lastimera, y en ese bache donde quedó atascada tu piel quisieras fuera yo, el que el da?o subsanara con las certezas que mi voz remediara.Te mantienes de no sentir mas nunca sed de besos robados y furtivos, y cuando en tu cuerpo aparece alguna marca, quisieras fuera yo que sufro ahora el que sin herirte las provocara, pero me alejaste de tu lado sin saber lo que era el amor. Después recaes sobre el sentimiento que nos separa y te mantiene junto a él, y es aún hoy que sigues atada a mí, queriendo fuera yo el que te amara...